Se engaña quien piensa que los independentistas catalanes desistieron de internacionalizar el conflicto. Quim Torra sigue la misma estrategia de Carles Puigdemont, su antecesor en la presidencia de la Generalitat, a quien juró fidelidad.
Torra escribió una carta, fechada el 26 de septiembre, al presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, en la que pide una reunión con el líder socialista y le invita a autorizar al gobierno a abrir una mediación «sin precondiciones», ya que cree que la diferencia entre las dos posiciones «no es insuperable».
En la carta escrita en inglés, asegura que el partido catalán «no está enfocado en alcanzar la independencia inmediata», sino en garantizar el respeto por la voluntad de los catalanes «a través de un referéndum legal, vinculante y justo, en el que ambas partes acuerden respetar el resultado».
La carta, divulgada por el diario El Periódico de Catalunya, fue recibida por la Moncloa. Fuentes diplomáticas citadas por el mismo periódico admiten la existencia de un cierto malestar debido a la presión ejercida para llevar la cuestión catalana a un contexto internacional. Puigdemont lo ha intentado, a nivel europeo, hasta ahora sin gran éxito. Torra lo intenta ahora, más allá.
El presidente de la Generalitat envió copias de la carta en la que pide una mediación internacional a varios líderes internacionales, como el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de China, Xi Jinping, el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, incluso también para el Papa Francisco.
Torra destaca en su carta que cada vez «será más difícil avanzar» si la prisión de los líderes independentistas es mantenida y propone a Sánchez, como muestra de buena voluntad, que la Fiscalía retire las acusaciones o sus objeciones para que esperen el juicio en libertad.
El gobierno catalán convocó el 1 de octubre de 2017 un referéndum sobre la independencia en Cataluña que fue declarado ilegal por la justicia española y el Parlamento regional aprobó después una declaración unilateral de independencia. Como consecuencia de estos hechos, el gobierno catalán anterior fue destituido, su entonces presidente, Carles Puigdemont, huyó de la Justicia, y la mayoría de sus integrantes están en prisión preventiva o están fugados.