El destino inexorable de los seres humanos y de cualquier ser vivo en general es la muerte, es algo tan normal como nacer, vivir o formar una familia, y sin embargo, las personas casi nunca se preparan para ese momento, procuramos ver la muerte como algo muy lejano, o algo de lo cual no se debería ni hablar.
En virtud de ello, la pérdida de un ser querido se convierte en un pesar, en tiempos para la lamentación, el llanto, la desesperanza, la pérdida de las ganas de vivir, la tristeza y cualquier otro sentimiento de pesadumbre. Todo esto pasa sobre todo cuando viene de forma inesperada; por un accidente o alguna enfermedad fatal, y más si ocurre en una persona joven.
La muerte ha causado la necesidad de contar con servicios de todo tipo. Estamos hablando entonces de una red de empresas privadas, o servicios que pueden prestar algunos entes públicos del Estado como funerarias o tanatorios, cementerios, coches fúnebres, crematorios, embalsamadores, maquilladores y por supuesto, contar como complemento a los servicios anteriores con la Floristería del Tanatorio, que pueda dar el toque decorativo que un momento tan duro requiere para hacerlo menos doloroso.
La muerte en otros tiempos
Pero los inicios de esta costumbre no fueron netamente ornamentales, cuando no se encontraban desarrolladas las técnicas de embalsamamiento y conservación de cadáveres que hay actualmente, el uso de flores y la quema de incienso, eran imprescindibles para aromatizar el ambiente y disimular el olor a descomposición que despedían los cadáveres, que podían llegar a pasar muchos días a la intemperie, incluso al sol durante su proceso o rito fúnebre.
Sin embargo, esta costumbre es más antigua de lo que nos podemos imaginar. Ya desde la era paleolítica, hace unos trece mil años, se considera que existía esta costumbre. Los arqueólogos han descubierto en excavaciones de tumbas, incluso en cuevas, restos de flores que acompañaban los cadáveres de personas que vivieron en aquellos tiempos.
Para afrontar este duro paso se ha hecho costumbre adornar el sitio con flores, en donde actualmente, hay una infinidad de tendencias que la convierten en un verdadero arte. Van desde las tradicionales coronas, cruces, centros florales, hasta encontrarnos con ramos florales para velatorios en los cuales los profesionales de la floristería, dan rienda suelta a su talento y creatividad para que las personas rindan un último tributo a sus familiares y amigos.
Las coronas fúnebres
Lo más tradicional son las coronas, las cuales tienen su origen desde el punto de vista pagano en una representación simbólica de los ciclos de la vida, en donde la muerte no significa el fin, sino un nuevo comienzo para otras vidas sucesivas.
Luego, desde el punto de vista religioso, especìficamente el católico, la muerte ya no es un ciclo para comenzar una nueva vida futura en la tierra, sino el comienzo de una vida en el reino de los cielos. Y para los cristianos en general, las coronas fúnebres son una representación de la corona de espinas de Jesucristo, que su muerte no representó el fin, puesto que, según se nombra en la biblia, resucitó al tercer día.
Hoy en día, las coronas fúnebres las podemos encontrar en infinidad de formas y diseños, con muchísimos tipos de flores, de acuerdo al gusto de los familiares y amigos del difunto, que decidan dar un último regalo en el acto de despedida del fallecido.
Las flores y sus significados
Las flores tienen muchísimos significados. Por ejemplo, los lirios y las azucenas por su color blanco representan la inocencia y la pureza; los gladiolos, que deben su nombre a los antiguos gladiadores romanos, a quienes el público les obsequiaba estas flores porque representan el honor, el valor y la fortaleza. También se usan las rosas en tres colores, las blancas por la pureza, las rosas por el aprecio y el agradecimiento, y las rojas por el amor y el respeto.
También nos encontramos con el uso de crisantemos, los cuales simbolizan lo efímero de la vida, pues su período de floración es muy corto; desde octubre a diciembre. Finalmente, entre las flores más populares, la más utilizada es el clavel, que representa la admiración y respeto que se sentía por el difunto, y su uso es un claro homenaje que se le estaría rindiendo.
Y para el adorno final, no pueden faltar los centros florales para tanatorios, los cuales son un ornamento mucho más elaborado, que se colocan bien sea sobre la urna o féretro, o en la entrada de la capilla velatoria en donde se encuentre el cuerpo de la persona fallecida.