Nadia Murad tenía 21 años cuando, en el verano de 2014, los combatientes del Estado Islámico (EI) atacaron su aldea, en el norte de Irak. Después de un cerco de dos semanas, el EI reunió a los habitantes de Kocho en la escuela primaria. Las mujeres fueron separadas de los hombres, llevados en furgonetas y asesinados. Las mujeres jóvenes fueron vendidas como esclavas.
La joven tenía varios propietarios. Fue violada y golpeada. Cuando se hartaban de ella, la vendían o la ofrecían a otro o la entregaban para el entretenimiento de los guardias. En varios meses de cautiverio, Nadia Murad fue esclava doméstica, mercancía en feria de esclavos de Mosul y juguete sexual en los puestos fronterizos para combatientes de paso.
Cuando logró huir, con la ayuda de una familia musulmana, descubrió que habían asesinado a sus padres, familiares y amigos. Decidió contar su historia, denunciar el genocidio planeado y perpetrado por el EI sobre los yazidis. Nadia Murad fue nombrada embajadora de buena voluntad de la ONU para la dignidad de los supervivientes de la trata de seres humanos y ha escrito un libro.
Esta es una entrevista de Notícias Magazine con Nadia Murad, premio Nobel de la Paz 2018, en Berlín donde vive.
Cuando llegó a Mosul, para ser vendida en un mercado de esclavas, constató que la vida en la ciudad transcurría con normalidad ¿Eso fue un choque para usted?
Cuando el EI llegó a Mosul, había cerca de dos millones de personas en la ciudad. Y la mayoría no salió de allí. Continuaron sus vidas normalmente todos los días. Podrían haber dejado el territorio del EI, pero decidieron quedarse. Muchos cristianos y chiíes lograron huir de esas áreas. Para los musulmanes sunitas habría sido mucho más fácil, el camino estaba abierto. Pero ellos optaron por no hacerlo.
En su libro, cuenta que la gente veía a las mujeres yazidis ser llevadas en camiones, amontonadas como animales, gritando por socorro, y no hacían nada ¿Estaban paralizados por el miedo?
No era por miedo. Incluso aquellos que no estaban combatiendo, ni participaron en las violaciones de mujeres, sacaban provecho de la situación, porque saquearon las propiedades de los yazidis y de los cristianos. O simplemente no quisieron tener problemas. Pero, en mi opinión, alguien que asiste a un crimen y no denuncia, ni ayuda a la víctima, es cómplice del crimen. La gente podría haber actuado. Podrían haberse rebelado. O al menos haber abandonado la ciudad.
«La mayoría de las familias que ayudaron a las niñas yazidis a escapar lo hicieron para recibir las recompensas pagadas por sus familias, que llegaban a ser de 10 mil dólares».
¿Qué consecuencias habría tenido?
La excusa de la coalición internacional para no haber bombardeado antes las posiciones del EI era que había demasiados civiles en la ciudad. Si hubieran salido, cuando podían, la liberación habría ocurrido antes. Por otro lado, estos civiles podrían haber ayudado a las niñas yazidis a huir. Incluso hoy, podrían testificar en un tribunal contra los vecinos que tuvieron mujeres o niños como esclavos. Pero no lo hacen.
En ese momento, algunas familias ayudaron a las chicas a huir, como sucedió con usted.
La mayoría de las familias que ayudaron a las muchachas yazidis a escapar lo hicieron para recibir las recompensas pagadas por las familias de esas niñas, que llegaban a ser de 10 mil dólares por cada una. No ayudaron desinteresadamente.
«Los niños fueron sometidos a lavados de cerebro, todavía hoy hay muchos en Mosul, viven con las familias que les compraron hace tres años, esos niños no saben quienes son sus verdaderos padres».
Había toda una red de tráfico, con muchos intermediarios y mucho dinero involucrado, que permitió rescatar a varias mujeres secuestradas y esclavizadas ¿Fue posible, de la misma manera, salvar a los niños capturados?
Es mucho más difícil, porque los niños fueron sometidos a lavados de cerebro. Todavía hoy hay muchos en Mosul, viven con las familias que les compraron hace tres años. Estos niños no saben quienes son sus verdaderos padres, y tampoco apareció nadie en Mosul u otras zonas que estuvieron bajo el control del EI, diciendo que esos niños no les pertenecían y que debían ser devueltos a sus familias de origen. De vez en cuando recibo informaciones sobre familias en Mosul que tienen niños que no son suyos.
Otros niños, como sucedió con su sobrino Malik, fueron transformados en combatientes y no quieren volver.
Sí, Malik fue capturado con 11 años, cuando el EI llegó a nuestra aldea. Fue llevado a un campo de entrenamiento. Hablé con él una vez, me dijo que era musulmán y que pretendía seguir combatiendo por el EI. Estaba completamente dominado mentalmente por aquellos que asesinaron a la mayor parte de su familia y de su propio pueblo.
Según las leyes establecidas por el propio EI, las mujeres «infieles» pueden ser secuestradas y esclavizadas, pero no separadas de los hijos pequeños ¿Por qué no cumplían ellos esta regla?
Deberían haber percibido que las mujeres intentarían enseñar a sus hijos a mantener su identidad. Por eso creyeron mejor llevarselos, para someterlos a los lavados de cerebro.
«Sí, el genocidio fue planeado, no sucedió por casualidad, porque lo que ellos hicieron a los yazíes no se lo hicieron a nadie más, ni a los musulmanes, ni a los kurdos musulmanes ni a los cristianos».
Cuando los combatientes del EI llegaron a su aldea, de Kocho, no atacaron pronto. Mantuvieron un cerco de dos semanas, mientras realizaban masacres en otros lugares ¿Por qué?
Estaban ocupados tratando de coger a los que habían huido a las montañas, y robando las propiedades de las personas en otras regiones, porque sabían que estábamos rodeados y de allí no podíamos huir. Volverían más tarde por nosotros.
Todo esto muestra que los crímenes cometidos contra los yazidis no fueron sólo resultado de abusos generalizados de los combatientes, sino de ¿un genocidio planeado superiormente?
Sí, el genocidio fue planeado, no sucedió por casualidad, porque lo que ellos hicieron a los yazidis no se lo hicieron a nadie más. Ni a los musulmanes, ni a los kurdos musulmanes ni a los cristianos. Cuando mandaban parar a la gente preguntaban si eran yazidis. Mataban a los hombres y secuestraban a las mujeres. A los demás los dejaban ir. El EI sabía exactamente lo que quería hacer.
«Ninguna superviviente me contó que hubiera sido alguna vez ayudada por una mujer, sino que las acusaban de ser aún más brutales que los maridos»
Entre todos los miembros del EI con quienes contactó de forma intensa y prolongada, desde los líderes hasta los captores, los familiares, los funcionarios más subalternos ¿No hubo nadie con un comportamiento más humano? ¿Nadie que hubiera en algún momento cuestionado la legitimidad de la barbarie?
Por mi experiencia y por las de todas las víctimas con las que he hablado, puedo decir que todos los miembros del EI, desde los líderes al guardián, se comportan de la misma manera. Abusaban de nosotros sin culpa, como si fuera una cosa natural.
¿Ni las mujeres, esposas e hijas de esos miembros del EI, mostraron alguna vez solidaridad, piedad o comprensión por las mujeres esclavizadas?
Ellas aceptaron que las chicas fueran llevadas a sus casas como esclavas. Ninguna superviviente me contó que hubiera sido alguna vez ayudada por una mujer. Por el contrario, las acusaban de ser aún más brutales que los maridos. Los crímenes se cometieron frente a ellas, o eran incluso su responsabilidad. Estas mujeres podrían haber abandonado a sus maridos, que eran criminales. Pero, casi siempre, se quedaron con ellos.
«Hubo 6500 mujeres esclavizadas por el EI. Después de ser liberadas, fueron respetadas por la comunidad, aceptadas por sus maridos. Todos percibieron que eran víctimas, no culpables».
La sociedad yazidi es igualmente conservadora y discrimina a las mujeres ¿Temió que, después de haber huido del cautiverio, fuera repudiada por los suyos, por haber sido violada y convertida a la fuerza?
Mis captores me decían que no valía la pena intentar huir, porque mi comunidad nunca me aceptaría de vuelta. Eso era una táctica que usaban, principalmente con las mujeres más jóvenes, para intimidarlas. Pero hubo 6500 mujeres esclavizadas por el EI. Después de ser liberadas, fueron respetadas por la comunidad, aceptadas por sus maridos. Porque los líderes de la comunidad percibieron que eran víctimas, no culpables.
Después de todo lo que sucedió ¿Ha cambiado la visión sobre el papel de la mujer? ¿Ha nacido alguna especie de movimiento por la liberación de las mujeres en la sociedad yazidi?
Los yazidis son muy conservadores en cuanto al papel de las mujeres, pero en eso no somos diferentes del resto del país. Nuestra situación en Irak ya es muy difícil, con la hostilidad y la violencia entre los diversos grupos étnicos y religiosos. Crear un movimiento para dar más derechos a las mujeres nos situaría en una posición aún más desfavorable. Sólo serviría para traer más problemas a la región.