Haití es uno de los trece países que forman la América Insular, Antillas o Islas del mar Caribe, lugar donde este domingo miles de ciudadanos pidieron la dimisión del presidente del país, Jovenel Moïse, y se manifestaron contra la corrupción en Haití. Hay registros de fuerte represión policial y de muertos y heridos entre los manifestantes.
Las movilizaciones del pasado domingo tuvieron gran expresión en la capital, Puerto Príncipe, en la ciudad norteña de Cabo Haitiano y en varias otras ciudades del país. De acuerdo con André Michel, del partido Fanmi Lavalas (oposición), cerca de un millón de personas salieron a las calles.
Sin embargo, otras fuentes, refieren que las manifestaciones no fueron mayores que las del pasado mes de octubre, cuando cerca de cien mil haitianos pidieron cuentas, en las calles, por la corrupción en Haití y exigieron la apertura de investigaciones que conducen al procesamiento criminal de los funcionarios del Estado supuestamente involucrados en la desviación de fondos sociales, en el marco del llamado caso Petrocaribe.
Las autoridades haitianas afirman que, tras las protestas antigubernamentales ante la corrupción en Haití, se registran seis fallecidos y dos decenas de heridos. Los diversos grupos de la oposición elevan el número de muertos a 11 y el de heridos a 45 (algunos de ellos golpeados en varios puntos del país), agregando que 75 personas fueron detenidas durante las manifestaciones.
Protestas contra la corrupción en Haití, la impunidad y el hambre
Haití fue uno de los países del Caribe beneficiados por la cooperación internacional que la Venezuela Bolivariana, bajo la batuta de Chávez, promovió con los países de la región a partir de 2005. La idea era, vender petróleo venezolano a crédito con una «tasa de interés muy baja». El acuerdo preveía también la liberación de un fondo para el desarrollo de proyectos sociales.
«Queremos saber dónde estan los 3800 millones de dólares del programa Petrocaribe, porque el gobierno acabó con ese dinero y ahora no puede justificarlo», comentaba uno de los manifestantes a los medios en Puerto Príncipe. «No hay seguridad, no hay hospitales, no hay nada», agregó. Por eso, exigió que el presidente, Jovenel Moise, pida la dimisión. Otro manifestante declaraba que en la campaña electoral, Jovenel Moïse prometió poner comida en los platos y dinero en los bolsillos de los haitianos. Sin embargo, «los platos y los bolsillos están siempre vacíos».
Parte de la oposición convocó más manifestaciones y una huelga general para esta semana, subrayando que no va a parar hasta que el presidente dimita. Este no mostró intención de renunciar al cargo y, por la televisión, reaccionó a las manifestaciones apelando a la «unidad nacional» y al «diálogo».
En 2017, el Parlamento haitiano publicó un informe que acusaba a antiguos altos funcionarios del país de irregularidades en la utilización de los fondos Petrocaribe. Jovenel Moïse procedió a cambios en su equipo ministerial y prometió llevar a cabo el procesamiento judicial de los supuestamente implicados en la desviación de fondos.
Sin embargo, para la mayoría de la oposición y del pueblo haitiano, el actual presidente constituye un obstáculo a la realización de una investigación sobre la gestión fraudulenta de fondos sociales y de un juicio de los implicados, por lo que exigen, desde hace varios meses, su dimisión.
El caso Petrocaribe y la «debilidad institucional»
«Estos fondos debían ser utilizados para desarrollar proyectos sociales y de mejora de las condiciones de vida del pueblo haitiano». «Estamos hablando de casi 3000 millones de dólares que han sido gastados por diversos gobiernos entre 2008 y 2016», explica Pierre Negaud Dupenor, periodista y profesor de la Universidad Estatal de Haití.
«Conociendo la realidad haitiana, la miseria y la pobreza que existen en este país caribeño, los jóvenes preguntan dónde está ese dinero», «la población sigue teniendo escaso acceso a servicios básicos».
El principal problema de Haití es la gran debilidad de sus instituciones y la inestabilidad política, defendió el periodista y académico, que entiende que «la situación general del país ha empeorado con la presencia de la Minustah», las misiones de establecimiento de paz de las Naciones Unidas están en Haití desde 2004, tras la dimisión de Jean-Bertrand Aristide.