No solo se trata de la comercialización de un producto, va mucho más allá de eso: tiene que ver con ofrecer una conferencia, prestar determinado servicio, colocarle límites a tu hijo e incluso defender ante tu pareja algún destino vacacional. Todo ello es venta y así lo confirmó Néstor Braidot, uno de los especialistas más consultados sobre la aplicación de las neurociencias al desarrollo de organizaciones.
Tan presente está el proceso de venta en nuestras vidas que el experto en neuromarketing, neuroliderazgo, neuromanagement y neuroventas reflexionó al respecto: “Por más que pueda sorprender, la mayoría del tiempo estamos vendiéndonos. Cuando queremos convencer a nuestros superiores de que merecemos un ascenso, cuando empezamos una relación, entre otros”.
Braidot insistió en la necesidad de desmaterializar, desmitificar y habla de “levantar” lo que conocemos como el proceso tradicional de ventas. Su explicación tiene que ver con el hecho de que la neuroventa –a su juicio- está íntimamente relacionada con los comportamientos humanos. Por eso es que sugiere que en el ámbito comercial se sumen nuevas metodologías que permitan llegar al cliente esencialmente como personas y en paralelo apoyarse de los últimos avances en el área de las neurociencias con el fin de establecer relaciones que partan de cómo funciona el cerebro.
De igual manera, lamentó que en la actualidad algunos vendedores se valgan de técnicas tradicionales que en nada contribuyen al entendimiento del cliente. “Con las neurociencias modernas podemos entender que de seguir haciendo las actividades como hasta ahora hay un significativo ahorro de energía para el cerebro, que más allá de ayudar crea una especie de prisión invisible al contribuir con la creación de una zona de comodidad, de confort”.
El experto insistió que de allí es que resulta tan difícil para muchos cambiar los hábitos, modos de relacionarnos, técnicas y hasta pensar y hacer.
“Quedarse en esa zona de comodidad es un error. La actualidad demanda vender con inteligencia y sobre todo con resultados que permitan a los profesionales poder aprender de manera cotidiana y con ello capitalizar el avance del conocimiento científico y la tecnología. El contexto actual demanda flexibilidad, dinamismo, plasticidad y modernidad”, puntualizó.