Ectomorfo, mesomorfo y endomorfo son los tres tipos somáticos más extremos y básicos, los diferentes tipos de cuerpo y complexiones físicas que existen, aunque la mayor parte de la población posee una mezcla de ellos.
Rasgos importantes de nuestra anatomía interesantes de conocer para nuestra salud y para saber mejor qué estilo de vida llevar, qué métodos de entrenamiento o qué tipo de alimentación es adecuada para cada persona.
ECTOMORFO (David Broncano)
Un cuerpo ectomorfo es delgado, se caracteriza por unas piernas largas y finas con músculos fibrosos, y unos hombros delgados con poca anchura. A las personas con este tipo somático les resulta difícil ganar peso, ya que tienen un rápido metabolismo que quema constantemente calorías.
Los entrenamientos para este tipo de cuerpo deben ser cortos e intensos, centrándose en los grupos musculares grandes. Por lo general, los ectomorfos pierden grasa fácilmente, por lo que hace compleja la adquisición de músculo.
MESOMORFO (Héctor de Miguel)
Un cuerpo mesomorfo es de estructura ósea grande, músculos fuertes y un físico innato de atleta. Este cuerpo podrá ganar y perder peso con una relativa facilidad, por ello se debe vigilar la ingesta de calorías y grasas.
Generalmente, para estos cuerpos (fuertes por naturaleza) el entrenamiento indicado es el de ejercicios de fuerza como abdominales, flexiones, sentadillas o ejercicios de pesas.
ENDOMORFO (Ignatius Farray)
El endomorfo es suave y con tendencia a ser flácido. Con brazos delgados y piernas anchas, de músculos fuertes y potentes, y con propensión a ganar grasa y peso fácilmente, por ello se debe cuidar la alimentación.
El cuerpo de este tipo responde muy bien a los ejercicios aeróbicos como correr, bailar, nadar o saltar, ya que aumentan la resistencia y se queman calorías.