El CNJ, Tribunal de la Corte Nacional de Justicia, dictaminó a mitad de este mes de noviembre seis años de prisión para el vicepresidente de Ecuador Jorge Glas, quien llevaba dos meses detenido sin perder el cargo, por supuestamente haber recibido sobornos de la constructora brasileña Odebrecht, un caso en candente actualidad tras la muerte fulminante de un testigo clave y su hijo en el mismo caso.
La Fiscalía pidió la pena máxima de seis años de prisión para el vicepresidente ecuatoriano, acusado de asociación ilícita, un delito menor que deriva en otras demandas como de cohecho, peculado y enriquecimiento ilícito, que son imprescriptibles y tienen sanciones de hasta 13 años de cárcel.
La audiencia preparatoria del juicio contra Glas, definida para el pasado día 16 del mes de octubre, quedó suspendida hasta que no se resolvieran los recursos legales presentados por Franco Loor, abogado defensor de Jorge Glas, pese a que la CNJ rechazara la acción de protección Habeas Corpus solicitada por la defensa.
Su abogado defensor, presentó asimismo una recusación en contra del juez a cargo del juicio, Miguel Jurado, y también lo demandó por prevaricato tras señalar que había presunción de fuga del defendido.
La justicia ecuatoriana pese a la falta de pruebas para poder determinar la culpabilidad del vicepresidente de Ecuador, mantiene a Glas, quien insiste en su inocencia, desde el pasado día 2 de octubre en prisión preventiva, por su supuesta implicación en la trama de corrupción de la constructora brasileña Odebrecht.
Desde la cárcel cuatro de Quito, Glas aseguró ser víctima de una «venganza» de la constructora brasileña y acusó a la justicia de Ecuador de estar cediendo «a la presión política y mediática», por parte de grupos de la oposición.
El expresidente de Ecuador y líder de la Revolución Ciudadana, Rafael Correa, coincide en que la acción «inentendible» contra Glas:
Correa afirma que se trata de una «persecución política» de «un hombre inocente», puesto que es un «estorbo para los planes» del Gobierno del presidente Lenín Moreno, que busca «apoderarse de la Vicepresidencia».
El vicepresidente de Ecuador se alejó de Lenín Moreno tras rechazar la entrega que hizo el mandatario de la Corporación Nacional de Electricidad (CNEL) al expresidente de Ecuador, enemigo de la Revolución Ciudadana, Abdalá Bucaram Ortiz, quien fue destituido poco después por «incapacidad mental para gobernar» y por corrupción y desviación de fondos en el marco del proyecto «Mochila Escolar».
La crítica de Glas llevó al presidente ecuatoriano a retirarle el pasado 3 de agosto sus funciones oficiales, asegurando que Glas no había entendido que el compromiso y la lealtad de la Revolución Ciudadana «implican servir a la patria en unidad de esfuerzos».
Según el vicepresidente la suspensión de sus funciones fue un pedido de políticos de derecha, y pese a ello, Glas aseguró que continuaría trabajando por el país y estaría como ciudadano con los ecuatorianos exponiendo la calidad de los servicios públicos.
Bucaram Ortiz declaró que la justicia ecuatoriana debía realizar un juicio político en contra de Glas, para que respondiera “cómo es que su tío se tomaba su nombre, conseguía los contratos y se le depositaban las coimas”.
Meses después, un juez dictó la medida cautelar contra el vicepresidente de Ecuador, basándose en el testimonio de un delator y exdirectivo de Odebrecht, que acusó a Glas de haber recibido sobornos por 16 millones de dólares a través de su tío Ricardo Rivera.