Ante las nuevas convocatorias para plazas como funcionarios, los opositores pasan gran parte del día preparando su examen para optar a una plaza que les aporte seguridad y estabilidad. Recluidos entre material de estudio, muchos comparten su labor diaria, estado de ánimo y técnicas de estudio en las redes sociales y así combaten la soledad del arduo proceso que es el estudio de una oposición.
Estos opositores se han convertido en verdaderos ‘influencers’ del estudio, teniendo decenas de miles de seguidores y con el patrocinio de marcas que les proporcionan objetos que exhibir/publicitar en sus posts diarios, con los que hacer sorteos y dar su opinión sobre los mismos.
En general, estas «estrellas» de las redes sociales son mujeres con cuentas muy activas en Instagram y que son referencia para miles de estudiantes de oposiciones. Los opositores siguen estas cuentas para aprovechar su experiencia en estos dificilísimos exámenes y como medio para empatizar, desahogarse, sentirse apoyado y participes del colectivo.
Asimismo surgen nuevos modos de estudio ante la demanda de una metodología que permita compatibilizar trabajo o familia con el estudio de oposiciones, es el caso de la academia Opositores.net, que con un escaso año de existencia se posiciona como una de las academias online más demandadas por lo opositores.
El secreto es «la calidad de contenidos, la atención personalizada y la disponibilidad horaria y espacial, empatizamos con nuestros alumnos y les proporcionamos la flexibilidad que necesitan junto a nuevos métodos más interactivos que favorecen la asimilación del extenso temario necesario para conseguir una plaza».
Uno de los muchos casos de opositores ‘influencers’ que existen es el de María Ángeles de 32 años, cuyo nick es ‘opomodora’ y quien cuenta con casi 50.000 seguidores, teniendo un promedio de 1.000 ‘me gusta’ en cada una de sus publicaciones. María Ángeles es una influencer amateur que sin apenas experiencia ha conseguido ser popular en las redes.
La joven de Albacete aprobó como Auxiliar Administrativo hace casi tres meses y empezó a compartir en su cuenta imágenes íntegramente de su zona de estudio sin imaginar la repercusión que tendría a continuación.
En la actualidad trabaja ocho horas, continúa estudiando dos y le dedica a las redes sociales 10 minutos apróximadamente, en los que expone algo su vida contando cómo se siente, cuáles son sus planes para el día, tiempos y métodos de estudio y mensajes de ánimo para otros opositores a los que influencia con su experiencia.